Por: Carla Del Valle.
Veo mi cel con un mensaje que no puedo creer: “Lamento informarles que Elisa falleció anoche, lo siento”. Pasó por mi mente en ese momento, esa niña vestida de secundaria, con su cola de caballo, sus calcetas altas, su sonrisa imperfecta, pero llena de alegría, y su fabulosa voz ronquita que la distinguía. Pasó por mi mente la dicha de habernos reencontrado en persona después de más de veinte años, y constatar que seguía igual de encantadora; porque mantenía aún esa frescura y buena onda, era en el fondo, la niña de la secundaria número 26. Y ahora que han pasado los días me pregunto: Y ¿Si no hay después?
Es cierto, en el momento que nacemos traemos implícitamente la muerte, sin embargo, no somos reflexivos ante ello, por eso cada día lo vemos igual, dejamos de hacer, sentir, ser, vivir, compartir y desear tantas cosas, con la tonta idea de que luego lo haremos, pero ¿Si no hay después?
No es subirnos de manera irresponsable al “vivir aquí y ahora”, pero sería fantástico recordar que la vida es un regalo que tenemos una única vez, y de hecho, hay muchas personas que ni si quiera han abierto dicho regalo. Que se limitan por tantas cosas a disfrutarla, o que creen qué deben vivirla como lo hacen los demás, o que debe estar llena de éxito, dinero, viajes, posición social y tantas cosas más que las redes sociales nos han influenciado.
Y ¿Si no hay un después? Entonces si no lo hay, ve y sé feliz, busca lo que en te haga ser pleno. No dejes para la siguiente semana el ver a alguien. Abraza ahora a tus padres, soluciona con tus hermanos la distancia que los separa. Deja atrás las ofensas, el dolor, la tristeza y VIVE, porque estás aquí, porque habiendo vida lo puedes todo.